jueves, 17 de julio de 2014

Escritos de Ignacio Iglesias González s.j.

Índice
  1. Introducción-4
  2. Salmos:
·         Ansias de vivir-5
·         Aunque es de Noche-6
·         Campanas-7
·         Conversión-8
·         De hombre (dedicado a la Virgen)-10
·         Dos banderas-11
·         Encarnación-12
·         En el nombre del Padre-13
·         Invierno-14
·         Mi Dios no es un extraño-15
·         No me mandes callar-16
·         Pascua-17
·         Pentecostés-18
·         Tu Cruz-19
·         Tu primero Señor-20
·         Yo os envío-21
·         Yo pecador-22
  1. Padre Nuestro
·         Padre nuestro de la fidelidad-23
·         Dios contesta al ‘Padre nuestro-24
·         No digas-25

  1. Villancicos
·         San Ignacio de Loyola-26
·         San Francisco Javier-26
·         Beato Pedro Fabro-26

  1. Dedicados a personas
·         Despedida de los Juniores-28
·         Al hermano Pedro Gil S.J. en sus últimos votos-29
·         Amar dedicado al P. Antonio Mª Lozano, profesor , 1946-30
·         Madre. el día de las primeras misas.-32
·         Verdugo. Espera. Ten el brazo. Juan Brito, jesuita mártir (1647-1693).-33

  1. Entrevista, Felicitación, Dios educador
·         Cinco breves lecciones sobre: QUÉ  ES SER MAESTRO”-34
·         Entrevista: ME HA MARCADO EL CRISTO VIVO-39
·         Felicidades Jesucristo-41
  1. Familiares
·         A sus padres en la ordenación-42
·         Por qué Dios ha triunfado en ti ( sus juegos de Monleras)-42
·         Carta del  30 de Julio de 1950 impresionado por la muerte de -43
  un jesuita que encontraron muerto en su mesa de trabajo
·         A Manuel, su hermano con motivo de la primera misa-44
·         Algunas felicitaciones y pésames.45
  1. Bastón , pregón., hornazo
·         El bastón, mi hermano (parábola menor en tres actos)-46
·         Pregón de las fiestas de Monleras en 2007-49.
·         Meditando sobre el hornazo 53
·          


















Ignacio Iglesias González, S.J. después de su muerte

Estando como estabas,
 tuviste tiempo en tí para nosotros
 y en tí hallamos estancia  en tu silencio, en tu mirada,
 en tu sentida estima sosegada.

¡Cuanto espacio interior abriste al otro,
estando tan quebrada tu morada!

 Es mi herencia tu escombro,
tu silencio ofrecido,
 esa incondicional escucha que primabas.

La vida,  cual venía, cómo oraste.
Tantas gentes perdidas
 hallaron el alero que ofrecías.

¡Qué no se te dará donde quedaste,
arriba, en los adentros de la vida!

Luis Guillermo Alonso, S,J.








1       Introducción





Con este trabajo intentamos recoger parte de los escritos de Ignacio Iglesias González, Jesuita que nació en 1925 y lo encontraron muerto sobe su mesa de trabajo en 2009 en Valladolid. Es curioso que en una de las cartas a su padres de 1950 le relate la muerte de otro jesuita el Padre Severino que lo encontraron también  de la misma forma.
Tiene una serie de salmos  que indican la profundidad de su religiosidad, así como su unión con Dios que bien valen como meditaciones.
Por otra parte, nada de lo próximo a él le es extraño ni lo olvida como indican los escritos familiares o los dedicados a personas, lo mismo que en el pregón que le dedica a sus paisanos con motivo de las fiestas del pueblo.
Es digno de tener en cuenta lo referente al Padre Nuestro que formaba parte de sus meditaciones en los múltiples Ejercicios espirituales que dio a lo largo y lo ancho del mundo.
El padre Ignacio Iglesias González, nació en Monleras (Salamanca) el 26 de mayo de 1925, falleció en Valladolid el  10 de septiembre de2009, a los 84 años de edad.
Sus padres D. Valentín Iglesias y Dª Lucinda González fueron muchos años prestigiosos maestros del pueblo de Monleras. Su prestigio era tanto que a sus clases acudían  alumnos de los pueblos cercanos siempre que en esos pueblos había un maestro que como decía la gente “enseñaba poco”.
Eran seis hermanos de los que cinco siguieron la vida religiosa. Hizo sus estudios primarios en su pueblo natal y con 12 años ingresó en la Escuela Apostólica de Carrión donde fraguó su vocación y estudió humanidades.
Posteriormente, fue admitido en la Compañía en la provincia de León, entrando, en el noviciado de Salamanca, el 11 de septiembre de 1941, donde hizo igualmente cuatro años de juniorado. Tras llevar a cabo estudios de Filosofía y el Magisterio en Comillas, abordó Teología en Frankfurt. Fue ordenado sacerdote el 30 de julio de 1956. En Comillas fue vicerrector del Seminario Menor entre 1961 y 1965 y rector del Colegio Máximo hasta 1966, cuando fue nombrado Provincial de León.
En 1972 se trasladó a Roma como asistente de España y cercano colaborador del Padre Pedro Arrupe, un período que el mismo ha calificado como "la gracia más importante de mi vida". En 1981 fue nombrado Provincial de España. También ocupó la presidencia de la CONFER entre 1982 y 1986.



Aurora Iglesias González, Religiosa Hija de Jesús
(Hermana de Ignacio Iglesias)
       27 junio de 2014,
Festividad del Sagrado Corazón

Capítulo 2.: Salmos




1. Ansias de vivir


No sé qué hacer, Señor,
con estas ansias de vida,
que me van devorando
cada día!
Si pretendo frenarlas,
ya no vivo.
Si las dejo correr,
¿dónde me llevan?
Tú eres la vida.
Yo sólo un hilo de tu fuente.
Manar, correr, verterme…
Sin mirar dónde,
cómo y a quiénes,
derramarme.
Y a los pies de mi hermano,
de cualquiera,
estrellar mi alabastro
y dejar que la casa
se empape toda del perfume
barato, que te traigo.
¿Eso es vivir?
Pues eso ansío
El morir a mi muerte,
el no acabarme
con algo tuyo, por dar, entre mis dedos.
Y, cuando haya partido,
continuaré, manando de tu fuente,
lo aprendido:
Muero, siempre que vivo;
Vivo, siempre que muero.


Ignacio Iglesias, sj.(1925-2009).


2. Aunque es de noche
Señor, cuando corono
 cincuenta años de día, -de Tu día
 vividos muchos de ellos como noches,
 déjame rebobinar Tu historia,
que es la mía.

Amaneció Tu sol, Señor,
cuando Tu amor
 unió a mis padres
y, uno a uno, una a una,
 desde el viejo molino
 ese Tu amor sembraron
al murmullo plácido del río
y al rodar de la piedra
manando flor de harina.

Y Tu amor se hizo día,
aún en las noches.
Y aún corre por las calles,
-a ratos risa, llanto a ratos-,
el que no ha vuelto a Ti.
No se ha perdido nada.
Y el que volvió ya espera,
nos espera
a los que aún no hemos sembrado todo.

Haz que hoy contemple, -éste es Tu día-
los muchos hijos que engendré en mis noches.
¡Son tantos! No recuerdo.
Pero me alegra el corazón al verlos
 cuánto se les alegra el corazón
por el volver a verme.

Enciende en ellos, más y más,
la vida tuya que quise transmitirles.
Pocos me saben, en la oscuridad, su madre.
Pero Tú estás conmigo. Y yo con ellos.
Ni vienes porque amemos, ni te vas,
 aunque, absurdos, te olvidemos.
Día y noche, nunca nos dejas solos.
Somos Tu familia.

El río, que alumbraste, allá en mis padres,
 no deja de correr.
Ni de moler.
 ¡Enséñame a llamar día
               a mis noches!                                                                         lg. 09.

3. Campanas

Nunca, Señor, como esta tarde,
sentí cantar tantas campanas.
¡Todo es campana!
¿Son todas tuyas?

Las que llaman a misa y a banquete
y las de despedida.
Las que ritman la vida de los hombres
noche, mañana, mediodía...,,
 y las que alarman
¿Qué pasa?

¡Qué lejos se oyen las que anuncian
que alguien viene con prisas
 a ocupar una plaza en este mundo!
Y las que hablan de ti, en solitario,
 desde un convento en silencio.
 Cómo aturden
las de la catedral ¡
Qué algarabía!

Nunca me habían sonado todas juntas
como esta tarde,
al rebobinar mi vida.
 Todas suenan a Ti.
 Sonaron siempre,
 pero, lleno de ruidos, no te oía.

¡Gracias por la campana de la vida,
 con que, sin saberlo,
 soné mi música;
y era la tuya,
 la que hubiera debido repicar
sin descanso.
 Lo hago ahora.
Ignacio Iglesias , S.J.



4. Conversión
                                                                          
Sigue curvado sobre mí, Señor,
remodelándome, aunque yo me resista

¡Qué atrevido pensar que tengo yo mi clave!
¡Si no sé de mí mismo!
Si nadie, como Tú, puede decirme
lo que llevo en mi dentro.

Ni nadie hacerme regresar de mis caminos
Cuando con  los tuyos no coinciden

Sigue curvado sobre mí tallándome
aunque, a veces, de dolor te grite.

Soy pura debilidad,
 -Tú bien lo sabes-
y, a veces ,hasta me duelen tus caricias.

Lábrame los ojos y las manos,
la mente y la memoria,
y el corazón,- que es mi sagrado-,
al que no Te dejo entrar cuando me llamas.

Entra, Señor, sin mi permiso.
Tú tienes otra llave,
además  de la mía, que Tú me diste,
y que empleo, infeliz, para cerrarme.

Que sienta sobre mí tu “conversión”
y se encienda la mía
       del fuego de la Tuya, que arde siempre,
allá en mi dentro.

Y empiece a ser hermano,
 a ser humano,
 a ser persona.

¡Qué paciencia, Señor, sobre Tu mundo,
 que nosotros tratamos, mal-tratamos,
 como si fuera nuestro,
del primero que llegue, el más astuto,
 o el más ladino,
o de aquel o de aquella, a quien no duele
pisar a otros, como se pisa  una hormiga,
 o un escarabajo.


Sigue vuelto, Señor
 con tu sol y tu lluvia  para todos,
para buenos y malos,
 pacientes y violentos,
 víctimas y verdugos
lloviendo y calentando esta tierra que somos.

Sigue haciendo germinar en todos
la semilla que eres.

¡Que la hagamos crecer, sin desmayarnos,
entre tanta cizaña!

Y que dé de comer a mucha gente
pan tuyo y pan nuestro,
 el que de Tí hemos aprendido a ser
multiplicándonos!





“Mi existencia es una creación continua. Cada instante una nueva creación. Sentir esa dependencia divina. Esa operación creativa en cada momento. Señor, dame a sentir esto como se lo diste a S. Ignacio. Esa continua creación es fuente de una humildad profundísima (todo de Dios), pero, al mismo tiempo, de una fortaleza extraordinaria (omnipotencia de Dios con nosotros)”

PEDRO ARRUPE, Aquí me tienes, Señor! Apuntes de Ejercicios, 1965,  Mensajero, Bilbao.2002, 1148














5. DE HOMBRE

(dedicada a la Virgen en  1953)

Así, sin adornos.
 Porque tú llenas sola
mi corazón de hombre,
 que sabe amar sin flores, sin estrellas,
 sin el estorbo bello de las cosas.

Así, sin adornos
 Porque el frío y las olas
han ido endureciendo mi corteza,
sobre el torrente vivo con que bulle
 en mi la savia de cada primavera.
 Así, Señora, así!

Así, sin palabras.
Como ese campo duro, negro,
sin fuentes y sin árboles,
 sangrado de mil rejas,
que vierte, ritual, todos los años
 su sangre en mil espigas.

Así, sin palabras.
Como esa roca quieta, atormentada,
que en la mudez de su tortura eterna
oculta el escozor de vida
del agua en sus arterias.

Así, sin palabras.
Como un bosque dormido en que la vida
 en silencios estalla.

Así, sin palabras.
Como un río profundo,
cuando, a la vista del mar, se entrega todo.

Así, Señora, así.
Así es mi amor!



6. Dos Banderas


Pequeño me quieres, Señor. Aún más pequeño,
“Grande es el que sirve; no el que tiene criados”!

Como una mano fuerte, tu Evangelio,
apretando la mía
embrida mis deseos,
que no puedo decirte que sean míos.
Yo los padezco.
Ni sé de dónde vienen, ni adónde van.
Siempre dan miedo.
Y tiemblo cuando llegan
y con temblor los llevo...
 ¿O me llevan?
Contigo igual me pasa. Siento
tu invasión silenciosa a golpe de deseos,
barriéndome los míos,
como escoria,
 desnudándome al viento.
 Son tu arma.
Y mi debilidad
vencida con respeto.

II

Tu, que eres la fuente del deseo
y elagua que lo sacia;
el fuego que lo enciende
y la llama que no quema mi zarza; (Ex 3,2-3)
 la brasa de mis huesos,
que no calla (Jer 2O,9)
-Dame de tu valor para embridar los míos,
los que nacen y mueren en mi casa;
como fugaz visita,
que deja más dolor cuando se marcha.

Invádeme, Señor.
Me rindo a tus deseos.
Ya son míos. Soy otro. El mismo; no un extraño;
pero ardiente y feliz,
Divinizado.



7. Encarnación



Es buena cosa, mientras vivimos y somos humanos, traer humano a Dios (Sta. Teresa)



A mi medida.
¡Tan débil como yo,
 tan pobre y solo!
Tan cansado, Señor, y tan dolido
del dolor de los hombres!
Tan hambriento del querer de tu Padre (Jn 4,34)
y tan sediento, Señor, de que te beban... (Jn 7,37)

Tu, que eres la fuerza y la verdad,
la vida y el camino;
y hablas el lenguaje de todo lo que existe,
de todos lo que somos.

Sacias la sed, la nuestra y la del campo,
sentado junto al pozo de los hombres.
Arrimas tu hombro cansado a mi cansancio
y me alargas la mano cuando la fe vacila
y siento que me hundo.

Tu, que aprendes lo que sabes,
y aprendes a llorar y a reír como nosotros


Tu, Dios, Tu, hombre,
 Tu, mujer, Tu, anciano,
Tu, niño y joven,
 Tu, siervo voluntario,
siervo último
siervo de todos...
 Tu, nuestro.
Tu, nosotros!







8.En el nombre del Padre

 

 

Porque Tú lo has querido
estoy aquí, Señor. En Tu nombre.
No he venido yo; me has absorbido
en la espiral de amor,
que eres con todos.

Nadie puede arrimarse a Ti
sin que entero lo abraces,
lo hagas Tuyo.
Sin robarle nada,
dándole todo.

Del suelo a la cabeza
soy regalo tuyo,
espíritu que vuela
y cuerpo que lo apresa.

No puedes ya
salirte de este mundo.
Me inundaste  (Rom 5,5)
Y, empapado de Ti, te voy sembrando,
y al tiempo que me siembro,
como grano de trigo,
en mis hermanos.
No quiero quedar solo.

Tu rostro buscaré, Señor
Hasta decirte ¡Padre!
Pero sólo te encuentro, cuando,
a todo lo que mana de Ti
le digo: ¡hermano
!




9. INVIERNO

Permaneced en Mí como el sarmiento...”




¿Quién comparé el invierno con la muerte?
El invierno es la vida.
Toda
y sólo.

La vida no se rompe,
se sucede.
Al caerse las hojas en otoño,
deja la vena abierta
 a otras hojas, que ya están en camino.

En la verdadera vida
la raíz es lo que importa
si tiene su cimiento….
Por debajo de escarchas y de nieves
De soles y de vientos,
acogiéndolos a todos
y penetrando por ellos,
brilla la vida.

Lo de fuera es lo fugaz.
 La raíz es el corazón del árbol.
No para de latir sangre
a toda rama injertada
al tronco y a las ramas injertadas.

Injertarse en el tronco.
¿Dónde está mi raíz?
¿Mi vida oculta?





10. Mi Dios no es un extraño






Yo nunca he visto a Dios
pero sé cómo le siento.
Son personas como tú
las que lo hacen “tan real”...

Mi Dios no es un extraño,
es cercano y alegre.
No me pide que llore
cuando rezo...

Parece que me cruzo con Él
tantas veces al día
en los rostros de la gente
que encuentro en mi camino...

Él es las estrellas en el cielo,
una sonrisa en un rostro,
una hoja en un árbol
o una rosa en un vaso...
Es el invierno y el otoño
y el verano y la primavera.

En breve, Dios es todo lo que es real,
maravilloso.
Hubiera deseado haberlo encontrado
con mucha más frecuencia de lo que lo hago.
Y lo hubiera conseguido, si hubiera
mirado a más gente como tú”.







11. No me mandes callar





No me mandes callar,
 no puedo obedecerte:
tu perdón me ha quemado como un fuego
y lo tengo que hablar
siempre y a todos,
aunque me lo prohíbas
o aunque no me lo crean
Si por eso me echan de esta tierra,
saldré hablando de ti. 

Diré que eres de todos,
siempre el mismo,
que tu amor no depende de nosotros,
que nos amas igual aunque no amemos;
nuestro título ante ti es la pobreza
de no amar.
Que eres voz que llama siempre
 a cada puerta,
con nombre exacto, inconfundible;
que no pides nada,
 das y esperas
el tiempo que haga falta:
que no fuerzas los ritmos a los hombres,
que no cansas,
no te cansas,
 y que tu amor es nuevo cada día;
que te dolemos todos
 cuando no te buscamos.

Diré muchas más cosas:
 que basta con mirarte en cualquier sitio
-porque todos son tuyos-
 para ser otra cosa:
simplemente
 para ser persona.

Señor, que chispa a chispa
 no me canse
 de prender este fuego.




12. Pascua

Mirar. Clavar los ojos
 en el Dios que se muere revelando,
 en el dolor extremo,
que es extremo su amor crucificado.
Mirar,
 como empaparse de Dios y dejar luego
que se abra una herida en mi costado
 y mi yo se derrame gota a gota,-
-agua y sangre-, callando,
al que quiera beberlo
sin llamar, sin pagarlo.

Que soy agua de Dios,
continuamente manando;
pero puedo ser sangre, amor ardiente.,
regalo.
La muerte se hace vida
 y el dolor santuario
y campana de gloria
repicando.
¿Dónde estáis los que lloran?
Venid volando.
La campana es por vosotros.
A todos os atraigo.

Mirad al Traspasado!
Y sentir que me dicen: ¡Haced esto!
Y yo lo hago.


Ignacio Iglesias, S.J. (1925-2009)
“Se acerca el momento sublime de la consagración. Unido con todo el cuerpo de la Compañía, identificado con Cristo, teniendo en mis manos la hostia, pronuncio las palabras: ‘Esto es mi cuerpo’:mi cuerpo, el de Cristo. ‘Éste es el cáliz de mi sangre’: momento sublime que no se puede meditar sino en silencio.
¡Cristo convierte el pan en su cuerpo y el vino en su sangre, pero el que pronuncia las palabras sacramentales soy yo! Una tal identificación con El, que puedo decir: Esto es mi cuerpo, pero es el cuerpo de Cristo. Todo mi interior arde; como si sintiera al Corazón de Cristo latir en lugar del mío, o en el mío. Como si su sangre corriera por mis venas en el momento de la consagración.
1...]
Me detengo en este momento sublime para ‘discurrir por lo que se ofreciere’: ¿Cómo se ve el mundo desde este altar? ¿Cómo lo ve Jesucristo? Para entenderlo, tengo que dilatar el corazón a la medida del mundo...
(P.ARRUPE: Misa en mi catedral. Notas íntimas 1981, en Orar con el P. Arrupe, o.c. pp. 82-83)


 13. Pentecostés (Contemplación para alcanzar amor)

Eres, Señor, inundación,

Eres Señor, inundación                             (Rom 5,5) (Ef 1,8)
Eres derroche.
Como una linfa silenciosa empapas
todo lo que es y lo que somos.
Eres un Dios vertido.
Déjame recogerte;
como pepitas de oro cribarte en las arenas
del río de la vida.

Que yo te busque, te halle y te regale,
como oro escondido, que no es mío;
es de todos.

No permitas, Señor, que Te acaudale,
Te reserve y Te guarde.
Que no me satisfaga
el cuidarte y limpiarte
como pieza curiosa de un museo
para el turismo humano...

Enséñame a perderme. Y que me pierda.
Dispón de lo que es Tuyo.
Viérteme donde quieras,
Señor, con tus dos manos.
Siémbrame, sin medida, a tu voleo.
Que no me guarde, trigo, sin pudrirme
y sin dejar espiga, que engrose tu granero.
Que del pan, que Tú eres y me haces,
se han de saciar miles de hambres...

Tomad Señor, lo que me diste
y lo más Tuyo y mío: mi poder decidir sobre mí mismo.
Decido ser amor
y gracia como Tú.
¡Esto me basta! 





14. Tu cruz...





En tu cruz, Señor, sólo hay dos palos,

El que apunta como una flecha al cielo

y el que acuesta tus brazos

No hay cruz sin ellos y no hay vuelo.
Sin ellos no hay abrazo

Abrazar y volar
Ansias del hombre en celo.
Abrazar esta tierra
y llevármela dentro.
Enséñame a ser tu abrazo.
y tu pecho.
A ser regazo tuyo y camino hacia Ti
de regreso.
Pero no camino mío,
sino con muchos dentro. Dime cómo se ama
hasta el extremo.

Y convierte en ave
la cruz que ya llevo.

¡o que me lleva!
Porque ya estoy en vuelo.

 

 






15. Tú, primero, Señor




¡No dejes que me adelante sino sé adónde ir!
 De la mano.
 De tu mano.
Así, sí.
Como un niño desde hace mucho.
Aunque me cueste seguir tu paso
Me empeño en que mis pasos sean los míos

Ignacio Iglesias, S.J. (1925-2009)









Conviértete en mi TODO
Conviérteme para que Te
Deje invadirme por completo.
No mi voluntad, sino la tuya
Que la busque cada día.
Házmela ver y refuérzame el “Por Ti”
Que me hace capaz de  realizarla

28.09.08 Dueñas

Ignacio Iglesias, S.J. (1925-2009)












16 “Yo os envío  (Jn 20,21)


¿Qué hacéis aqui, muertos de miedo,
 los que sois para ir por el mundo?
No os he abierto otra cosa que caminos.
Yo no soy otra cosa.

-Despiértanos, Señor.
Lo nuestro es descansar.
Clavar la tienda, nuestra tienda.
Lo tuyo es la intemperie,
donde el frío y el calor
donde están los hombres.

Somos una Iglesia cansada
de no hacer nada,
o segura de hacer siempre lo mismo
Cuando no incendian las manos,
 se mueren quemándose a sí mismas.

Sácanos de redes que no pescan
y de barcas que regresan vacías.
Sácanos de esta aldea
de fatigas inútiles
a todas las aldeas de los hombres.

Mándanos a ovejas que son tuyas,
pero que mueren de hambre
de pasto envenenado.
Enséñame a mirar para curarme,
 a arrojar demonios, para arrojar los míos
a sembrar como  trigo que tiene que morir
Porque, si no muere, no hay pan,
 tu pan,

Ponnos en camino :el camino del hombre
en este mundo tuyo,
poblado de hartos,
 superpoblado de hambrientos...

Encarganos de sembrar, sembrarte
Senbrarme, perderme


Ignacio Iglesias, S.J. (1925-2009)



17. Yo, pecador


Señor,
cuando me encierro en mí,
no existe nada:
ni tu cielo y tus montes,
tus vientos y tus mares;
ni tu sol,
ni la lluvia de estrellas.
Ni existen los demás
ni existes Tú,
ni existo yo.
A fuerza de pensarme, me destruyo.
Y una oscura soledad me envuelve,
y no veo nada
y no oigo nada.

Cúrame, Señor, cúrame por dentro,
como a los ciegos, mudos y leprosos,
que te presentaban.
Yo me presento.
Cúrame el corazón, de donde sale,
lo que otros padecen
y donde llevo mudo y reprimido
el amor tuyo, que les debo
.
Despiértame, Señor, de este coma profundo,
que es amarme por encima de todo.
Que yo vuelva a ver                           (Lc 18,41)
a verte, a verles,
a ver tus cosas
a ver tu vida,
a ver tus hijos...

Y que empiece a hablar,
como los niños,
-balbuceando-,
las dos palabras más redondas
de la vida:
¡PADRE NUESTRO!




“El agradecimiento  me obliga a ser fidelísimo al Señor, de modo que la más mínima cosa, que yo vea que Él me pide, puedo negársela….. ¿Cómo puedo yo mostrarme tacaño con un Señor tan generoso conmigo? ¿ Cómo puedo yo tratar de ofender o no agradar a Quien tanto ha depositado en mí?”P.ARRUPE,o.c. 69



Capítulo 3. Padre Nuestro


PADRE NUESTRO DE LA FIDELIDAD




Lector.- Padre Nuestro, que eres fiel en tu ser y en tu hacer, en el cielo y en la tierra.

Todos. Fortalece nuestra fidelidad a fin de santificar siempre tu nombre, en nuestro ser y en nuestro hacer de cada día.


L.     Padre nuestro que eres fiel en ofrecer siempre a tus hijos y a tus hijas los valores del Reino.

T       Aviva nuestra fidelidad a fin de vivir incondicionalmente en nuestra vida comunitaria y en nuestra misión los valores del amor, de la paz, la verdad y la justicia.


L.     Padre nuestro que eres fiel manteniendo a través de los siglos tu voluntad de salvación sin defraudar jamás a nadie.

T.      Estimula nuestra fidelidad a fin de que siempre podamos hacer tu voluntad manifestada en tu palabra y en los signos do los tiempos.


L.-    Padre nuestro que eres fiel en tu amor con todas las personas.

T. Arraiga nuestra fidelidad en el amor, para que siempre compartamos con los más  pobres el pan de cada día.


L.-. Padre nuestro que eres fiel en el perdón que nos ofreces cada día.

T-Llena nuestra fidelidad de caridad y misericordia, para que podamos perdonar con alegría como tú perdonas.
L.- Padre nuestro que eres fiel en la ayuda que ofreces a los que amas.

T.-Fortalece nuestra fidelidad para no caer nunca en la tentación de la falta de respuesta a ti y a todas las personas.


L.- Padre nuestro que eres fiel en ofrecernos siempre el bien.

T. Ilumina nuestra fidelidad ante las obras del mal. Amén


Ejercicios: Espirituales


1998 Hijas de Jesús  de San Sebastián

Dios contesta al ‘Padre nuestro

 Se tiene en cuenta cómo enseña Ignacio a orar el Padrenuestro. ¿No podría cargarse de sentido este ‘rito’?: ‘.. la persona, de rodillas o sentado, según la mayor disposición en que se halla y mas  devoción le acompaña, teniendo los ojos cerrados o hincados en un lugar sin andar con ellos variando diga Pater, y esté en la consideración de esta palabra tanto tiempo, cuanto halla significaciones, comparaciones, gusto y consolación en consideraciones pertinentes a la tal palabra...’(252) ‘...si la persona contempla el Pater noster hallará en una palabra o en dos tan buena materia de pensar y gusto y consolación, no se cure pasar adelanta...’[254).

Una manera de ‘contemplar’ el Padrenuestro podría ser ESCUCHAR a Dios ‘contestándolo’. Por ejemplo:
Padre  nuestro:
Hijos míos. Así mejor, habladme en plural. No os ignoréis mutuamente. Y, menos, cuando habléis conmigo. Es como si ‘pasarais” de Mi. Si no, no me llaméis Padre. ¿No veis que mentís haciéndolo?
que estás en el cielo:
 -que estáis en la tierra de paso, viniendo de Mí y volviendo a mí (Jn 13,3), vuestro origen y vuestro destino. Vuestra razón de ser ya y vuestra felicidad definitiva soy Yo. No tenéis otra.
santificado sea tu nombre:
-Gracias por lo que hacéis por la vida. Por todas las formas de vida. Lo hacéis por Mí, que soy la Vida. No quiero otra cosa que el que viváis y os ayudéis a vivir toda la vida. Así y sólo así habláis bien de Mí, me glorificáis (Jn 17, 1-4). Y hay gozo en el cielo (Lc 15, 7).
venga tu reino:
 Creedme, fiaos. Creed Al que os he enviado, fiaos de El. Poneos a ser y a vivir como El y por El. Que eso es creer. Comprometeos, como El, en hacer que otros (todos) me conozcan y me crean. Así iréis haciendo mi familia, vuestra familia. Que eso es mi reino.
Hágase  tu voluntad  en  la tierra  como en  el  cielo:
Mi voluntad sois vosotros. Que vuestra libertad (lo más mío que tenéis) sea tan libre, que os decidáis a daros mutuamente la vida sirviéndoos (Gal 5,13; 2 Cor 4,5). Todos los días. Vamos, que no podáis no amaros, como no puedo Yo. Cuando os servís voluntariamente, os parecéis a mi Hijo (Jn 10, 17-18). Esa es mi felicidad. Y la vuestra, ya empezada.

Danos hoy nuestro pan cotidiano

Repartíoslo bien. Yo ya os lo he dado. Y os doy la creación todos los días. No la acaparéis. Es para todos. También para los que han de venir detrás de vosotros. La tierra (ésta) les pertenece tanto como a vosotros. Enriquecedla para ellos. Eso significa que «dominéis la tierra». (Gen 1,28)

Perdónanos como sabemos que tenemos que perdonar


Sed misericordiosos, como Yo, vuestro Padre.(Lc 6,36). Comenzad por no daros por ofendidos. Olvidad como Yo. Desbordaos mutuamente. Venced el mal de la única manera que hay de vencerlo: a fuerza de bien. Ayudad a que cada día germine y crezca la semil1a que todos los días siembro —sembrándome— en cada persona.


No nos dejes caer en la prueba
Pero ¿cómo os voy a dejar? (Os 11,8) Confiad No permitiré que seáis probados por encima de vuestras fuerzas (1 Cor  10,13, Rom 8,26), que son las mías. Pero atreveos a dar lo mejor de vosotros mismos. No sabéis lo que valéis. Conmigo, por supuesto.¡Aún tenéis mucho amor por estrenar!
Líbranos del mal

Uníos a la victoria de mi Hijo sobre el mal y el pecado.¿Quién os impide vencer con Él, como Él y, sobre todo, por Él?No me pidáis que os haga fácil el camino. ¿No os basta que os lo haga posible? Corno a tantos y a tantas tan débiles como vosotros. Eso es cosa mía. Y está hecho. Confiad. Amén.

Ignacio Iglesias, SJ



Y caso de que no seamos capaces de cumplir las peticiones de esta Oración del Padre, escuchemos los siguientes consejos:


NO DIGAS...

·         No digas Padre, si cada día no te portas como su hijo...
·         No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo...
·         No digas que estás en el cielo, si sólo piensas en cosas terrenas...
·         No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras...
·         No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material...
·         No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa...
·         No digas danos hoy nuestro pan, si no te preocupas por la gente con hambre...
·         No digas perdona nuestras ofensas, si le guardas rencor a tu hermano...
·         No digas no nos dejes caer en la tentación, si tienes intención de seguir pecando...
·         No digas líbranos del mal, si no tomas partido contra el mal...
·         No digas Amén, si no has tomado en serio las palabras de esta oración.





Capítulo 4. Villancicos


NOTA: En la Residencia de Valladolid, el año 2.006 se celebraron tres aniversarios importantes en la Compañía de Jesús: El 5º centenario de los nacimientos de San Francisco Javier y del Beato Pedro Fabro, y los  450 años de la muerte de San Ignacio de Loyola.. Presidió la eucaristía conmemorativa el P. Ignacio Iglesias. Los tres jesuitas habían pasado por Valladolid. Al ser tiempo navideño les dedicó, en la homilía, tres villancicos. También el montaje de Navidad hacía alusión a estos aniversarios.


A San Ignacio:  

¿Cómo puedes Señor, amaros tanto,
 haciendo entrar tu historia en nuestra historia,
 haciendo llanto tuyo nuestro llanto
y alimentar de Ti nuestra memoria?

Tú bien sabes, Señor, que no soy santo,
sino polvo de barro, vil escoria,
que aspira a ser tu luz y a ser tu encanto
¡Déjame ser esclavo de tu gloria!

A San Francisco Javier:
¿Por qué no miran más hacia este mapa
los hombres y mujeres de mi tierra?
Por qué se afanan, como yo hice un día,

En ganar la vida, que es perderla?
Viendo en Belén, como te das Tú mismo,
gratis a todos, por todos, sin reserva,
¿Cómo no sale de sí misma Europa
y se hace nueva?

A Pedro Fabro:
Tus ángeles, ¡Oh Dios!, no sólo cantan.
 Lloran también del hombre sus desvíos.
 ¿Cómo si no, acompañar podrían
tantos caminos?

Déjame ser, Señor, como tus ángeles,
 hacedor de paz, sin hacer ruido.
 Que logre que se abracen los hermanos.
 Enséñame a ser amigo.

(1) Notas: Después de recordar a San Ignacio en la cueva de Manresa, en la que se gozaba en “Ver a Nuestra Señora, a San José y al Niño Jesús, después de nacido, haciéndome yo esclavito indigno, contemplándolos y sirviéndolos, como si presente me hallase, con todo acatamiento y reverencia posible”  dijo…

Refiriéndose a Francisco Javier que enseñó el Padre nuestro a miles de indios, malasios y japoneses….que se le cansaban los brazos de tanto bautizar, y que pasó por Valladolid camino de Lisboa y embarco para Oriente.

Al beato Pedro Fabro: compañero de S. Ignacio, que recorrió miles de kilómetros portando la PAZ al igual que los Ángeles de Belén, y que estuvo en Valladolid varias temporadas en los años 1545-46































Capítulo 6. DEDICADOS A PERSONAS

1. Despedida de los Juniores

Estanque de plata, Salamanca,
 do recoge sus aguas el Señor
que regarán los campos de este mundo,
 secos, sin savia, sin color, sin flor.

A ti llegamos de distintas nubes,
y un agua sola nos formó el Señor,
 cuatro, cinco y seis años recibiendo
del Sol divino su luz y su calor.

Hoy vino el dueño del estanque,
por un momento la compuerta abrió,
 y salió parte del aguaborbollante
 por el canal que el dueño les trazó,

Un vacío dejáis hoy al marcharos
que otros, llenarán, que mande Dios.
¿Qué os diremos las aguas que quedamos
en este estanque que formó el Señor?

Marchad, marchad, hermanos
 por el canal que Dios quiso trazar...
 Que es largo, que es muy largo el recorrido,
y es un mundo la tierra, por regar.


Poesía que escribió para despedir a sus compañeros de juniorado antes de partir para Comillas.



Ignacio Iglesias S.J. (1925-2009)




2. Al hermano Pedro Gil S.J. en sus últimos votos

Comentando el juicio que a un obrero le mereció su trabajo “era mismamente la Virgen”

Hace falta poner mucho amor
en los dedos
que aprietan el barro
o que hieden a golpes el leño
y en los ojos que tallan la piedra,
le dan alma y misterio..
Hace falta soñarla
sintiendo
palpitar como un órgano vivo
la idea en el pecho..
para que un hombre llegue
-no fue un hombre, es el pueblo-
y tomándola diga “mismamente  la Virgen”,
y la adore en silencio

“Hace falta poner mucho amor”
Receta de artista, Hermano Pedro

                            Ignacio Iglesias ,S.J.;(1925-2009)

Gandía, 2 de Febrero de 1961














1.   AMAR



Esta vida es un teorema
Difícil de resolver.
Siempre flotando cual lema,
La solución al problema
Del gozar y el padecer

Tras lucha larga y reñida
 se viene al fin a encontrar,
 al problema de la vida,
la solución escondida
 en un restar y un sumar.

Para un momento a pensar,
al borde de tus cincuenta,
cuál ha sido tu penar,
 la solución a la cuenta
buscando sin descansar.

Podrás si así te conduces,
 empezar a contemplar,
entre un diluvio de luces,
 ese reguero de cruces,
de tu incesante sumar.

¡Qué cruces esas más bellas,
 las que te escribía Dios!
 Pero mucho más aquellas,
que en pos, siguiendo sus huellas,
 pusisteis entre los dos.

Mira también el sendero
de tu incesante restar.
Ese borrar duro y fiero
 lo que al Señor justiciero
 no le había de agradar.
Y tras este doble obrar,
Más y menos, raya y cruz,
de la vida ya al doblar,
la solución al trasluz,
y la solución AMAR


Y como amar es penar,
viene el sufrir con su luz
Qué penoso es el restar
y aún el placer de sumar
se encuentra con una cruz.

Más Dios ha ido destilando
 un placer tan singular,
 que el que resta va sumando,
y el que suma va gozando
de la solución: AMAR.

Dime tú que estás gozando
de ese a nuestro Dios amar,
a mi que estoy empezando,
cuanto cuesta el ir restando
y el consuelo del sumar.

(Nota) Poesía declamada el 25 de Julio de 1.946, con motivo de las bodas de oro del P. Antonio Mª Lozano, profesor de Matemáticas y Física, en el Colegio de Carrión de los Condes.)

Ignacio Iglesias, S .J. (1925-2009)

















4. MADRE

NOTA;
 (Cuanto en los siguientes versos se dice de la madre, hay que aplicarlo con la misma plenísima verdad al sacerdocio recio, austero que ejerce el padre en ese santuario que se llama hogar.)

MADRE, de tu sacerdocio
vengo la historia a contar...

Sacerdocio es sacrificio
y misión.., y caridad...
Harina con que la vida
de madre amasada está.

Te acuerdas de aquel introito
de subida al nuevo hogar,
altar con luces y flores.
de mañanita pascual?

Y el Gloria azul del bautismo,
y el Credo, cuando a rezar
enseñaste al pequeñuelo,
y el Ofertorio... y detrás...
un memento largo, largo
del hijo que lejos va...

De tu largo sacrificio
hoy llega, madre, el alzar
Ese hijo entre tus brazos
es Cristo. Sonando está
campanilla de estos versos
que hoy vengo, madre, a tocar
para que todos adoren
ese Cristo de tu hogar.
MADRE, de tu Sacerdocio
quise la historia contar...

Comillas, 25julio 1949
(A mano escribe;) La hice para las familias de los nuevos sacerdotes, y la declamé en el desayuno con que los obsequiamos el día de las primeras misas. )




5. Verdugo. Espera. Ten el brazo.
Hachero de tu ardiente cimitarra.
Quiero dar un abrazo
A mi hermano. A ver si agarra
El fuego, aquí, al juntar los corazones.
Que traigo para arder cortado y listo
Un haz de leña seca, de.. ilusiones
Que quiero hacer por Cristo.
¡Hermano! ¡Juan de Brito!
Soldado en ambición de cruz y palmas.
Dime pronto si es algún delito
El vivir ilusiones por las almas..
Que traigo aquí unas pocas..
son sus sueños misioneros que aquí llevo,
y aún unas ansias locas
de eso que tú eres. .no me atrevo.
¿Verdad que-no es delito, soñar cuando
Del sueño nacen alas
y, gaviota el espíritu volando
navega sin escalas?
Si así soñó Javier cara a la China
y soñando murió
Si Ignacio así soñó guerra divina
y a Jesús un ejercito le dio.
Si así  saciaste tus sueños de niño
Sueños de ángel que no conoce el mal.
Hoy los ves, hechos sangre, con cariño
Tus sueños de martirio en Portugal.
Si así soñaron todos los que los que ha dado
sabios, héroes y santos a este mundo.
Si al fin “la vida es sueño” bien soñado
cuando el sueño es fecundo.
Y es fecundo el soñar  cuando se sueña
despierto, y el delirio
se vive; y a vivir mártir enseña
El que sueña martirio.
Así soñaste tú con loco empeño
Tu vida martirial desconocida.
Que el soñar  sin vivir es vano sueño
y el vivir sin soñar es triste vida.
¡Hermano Juan de Brito!
Venimos hoy con prisas, - que las calmas
nos matan- en un sueño infinito
de cruces y de almas,
Y soñamos en ser cual te hemos visto,
al arder al contacto de tu abrazo
lo que estamos soñando hacer por Cristo
………….¡Verdugo, baja el brazo!
Comillas, 4-11-1948 Juan Brito, jesuita mártir (1647-1693). Portugués, lisboeta, mártir en la India  el 4 /2/1693

Capitulo 6 : Dios Maestro/ entrevista /felicidades


Cinco breves lecciones sobre: QUÉ  ES SER MAESTRO”
(En el acto de homenaje íntimo, celebrado el día 7 de marzo de1959, en Salamanca, en honor del jubilado Maestro Nacional don Valentín Iglesias, el hijo del homenajeado, R.P. Ignacio Iglesias, S.J., dio lectura a las siguientes páginas:)

Este acto no es sólo un homenaje a mi padre. Es principalmente un homenaje al magisterio. Como homenaje a mi padre yo no soy el más indicado para hablaros. Comprenderéis. Como homenaje al magisterio, sí. Puedo hablaros con entera libertad.
“Habla sobre qué es ser maestro”, me encargó mi padre, “no hables sobre mí”. Y su encargo es para mí una orden. No hablaré sobre él; pero cuanto os diga sobre qué es ser maestro lo aprendí de él.
Este acto se rige por cánones propios muy especiales. O, mejor, por un único canon: la intimidad. La intimidad es un secreto profesional esencial a todo buen maestro, Sin intimidad la escuela es una fábrica fría donde no se fabrica nada o, a lo más, muchachos talentudos; pero no una familia de donde salen hombres...
Imaginad que esa familia ahora sois vosotros (maestros muchos, maestros todos) y. que yo soy un viejo maestro que vengo a dictaros mi última lección. Lección de escuela, mi último rato de escuela. La última intimidad magisteril. Yo la intitularía: “Breves apuntes íntimos de un viejo maestro”. Detrás de la primera persona ved a mi padre, que quiso esto, y así.
Mis amigos :
 Al cerrar la escuela por última vez, y con ella miles de horas entre los niños, y miles de páginas y de letras y de números y ... de. voces con ellos, no voy a hablaros de mis “experiencias” pedagógicas. Los maestros viejos, (Bueno, todos los viejos) empuñamos la experiencia, nuestra “experiencia” como un espadón medieval de efectos segurísimos. (Los jóvenes se sonríen un poco “compasivamente” de nuestros esfuerzos de esgrima). No voy a hablaros de mi experiencia pedagógica, sino de mis convicciones pedagógicas nacidas no tanto de mis horas de escuela, cuanto de mi contacto con maestros, grandes maestros, con el primer maestro:
DIOS.
Que Dios me perdone si, con atrevimiento y confianza de viejo “colega” le trato así, y os hablo de sus métodos, de sus aciertos.., encajonándole en los estrechos cuadros de mis categorías pedagógicas.
Dios es el primer “pedagogo”, conductor de niños, o de hombres, que para El son niños. Conducir hombres, aunque estos hombres sean niños (o precisamente porque lo son) es tarea ardua, bien lo sabéis.
Cada corazón humano (y para conducir a un hombre —educarle-, hay que llegar a poner en marcha su corazón) es un complicado mecanismo. Nosotros los “pedagogos”, un poco esclavos de la técnica hemos intentado encuadrar a esos hombres, clasificarlos y formular nuestras leyes sobre ellos... Algo así como si los hombres fueran una especie de diversos tipos de motores, diferenciados solamente por un número. Dios no tiene clasificaciones caracteriológicas. El ha montado cada corazón humano entero y distinto, tipo único, irrepetible, y conoce, como nadie sus resortes propios. Nadie como El para “educar” (de “educere”), sacar innumerables recónditos recursos del corazón humano hasta un desarrollo total que le permita funcionar solo, libre y rectamente. Por eso examinar, aunque no sea más que esquemáticamente, su sistema de educación (educción), exceptuando, natura1mente, 1os métodos que como Dios le son exclusivos, tiene su mucho de lección para los que educamos.
I) Dios comenzó por hacerse sus propios discípulos a su gusto. Ah, esto es una ventaja incalculable. Únicamente podemos apreciarla quienes no sólo no podemos hacernos nuestros discípulos, pero ni siquiera escogerlos. Nos vienen impuestos. A nosotros nos toca solamente aceptar con resignación lo que nos venga...
Fue deliciosa aquella primera página de todas las Pedagogías. La primera clase del mundo, aquella inédita “lección de cosas”, cuando ante los ojos sin estrenar de Adán, el primer discípulo, Dios iba abriendo la creación entera. Lección intuitiva, sin palabras, por los ojos,-la primera puerta por donde se llega al corazón del niño... y del hombre. Todo era como un gran bazar de juguetes grandes a disposición de un niño grande. Y el hombre aprendía que una gran bondad lo invadía todo y que un gran maestro movía aquel escenario gigantesco donde se aprendía todo. El alma del primer discípulo se iba llenando abierta, curiosa, buena... El primer saber entró en ella y el primer gustar, el primer reír, el primer mandar... Dios educaba...
Ante este cuadro formulo así mi primera lección:
SER MAESTRO ES SENTIRSE UN POCO CREADOR, que hace pasar ante los ojos del niño, todo asombro, la vida, los hombres, las cosas... que modela a mano el alma nueva y blanda del niño dando forma, tal vez imborrable, a su querer, a su saber, a su gustar...
II) Y junto a la primera “lección de cosas”, la lección hablada. Dios habla cada tarde, cada mañana, desde cerca: abría misterios, daba normas, prevenía sanciones. (¿Quién ha querido suprimir de la Pedagogía ese capítulo último de las sanciones? Dios, que conocía plenamente el corazón de su educando, puso este capítulo ya en las primeras páginas de su sistema pedagógico. Y bien pronto le haría falta).
La Historia de la pedagogía continúa con la primera rebeldía. No sería corazón humano el de Adán sin esta “capacidad de rebelión”. Precisamente educar es dar cauce recto a esa “capacidad”. Dios lo sabe y procede con tacto. No por “imposición”, hundiendo o matando con violencia lo más personal y sagrado de su discípulo: la libertad, sino por “atracción” ganándosela por bondad. Claro que “cuando la bondad no ayuda, el castigo es una obra de Misericordia” (S. Francisco Javier). Y Dios estrena un elemento pedagógico nuevo: el castigo, esa página negra de todas las pedagogías. Pero ha de ser un castigo que redima y eleve, que abra a la confianza, que fortalezca y mejore, un castigo con salida a la luz, a una luz mejor. “Haz mi mano leve cuando castigue” (G. Mistral).
La segunda lección: SER MAESTRO ES SER BONDADOSO HASTA EN EL CASTIGO INCLUSIVE.
III) Y hubo que empezar de nuevo, “salvar lo salvable”, (buena consigna para un maestro). Ya no es el discípulo ideal. En el corazón humano han cambiado muchas cosas. Reeducar es más difícil que educar por primera vez. Construir con ruinas, sobre ruinas, según el modelo derruido exige más artista que el construir por primera vez. Educar el amor cuando ha surgido el odio; educar la generosidad con materiales de ambición; educar el autodominio cuando se ha perdido la dirección; tallar honradez en madera de egoísmo... exige más educador.
Dios ensaya nuevos métodos. Hay que ganar al hombre, -al discípulo rebelde-, de nuevo. E inicia un acercamiento de siglos. Desde los seres, desde los fenómenos grandiosos de la naturaleza: la tormenta, el fuego, el agua. Por medio de hombres, embajadores suyos, dotados de poderes terriblemente extraños. Pero esto no basta. Hay que acercarse más; Y discurrió (que Dios me perdone este verbo) una forma más perfecta de Pedagogía: “Encarnar”, hacer vida y músculo y carne tangible la Verdad. (Y la Verdad era El). Entonces fue cuando se dio a Sí mismo el título de Maestro. (“me llamáis Maestro” y decís la verdad; porque lo soy”). Cuando empezó a hacer y enseñar. Primero hacer, después decir. El decir no arrastra, el mostrar (hacer) arrastra. Y educar es no sólo enseñar, sino arrastrar. Ser educado es no sólo asentir a una palabra o a un texto muerto, sino entrar dentro del campo de la irradiación de un ser vivo y someterse a él. Y esto no se puede realizar sin esa “encamación” que acerca la verdad al discípulo a través del puente vivo del maestro. Acercamiento “personal” de la Verdad hecha hombre al hombre que necesita de esa Verdad; de hombre a hombre, no de funcionario a “cosa”. Educar nunca será trabajo de robots ni se podrá encomendar a ninguno de los adelantos de la moderna automación. Enseñar, si; educar, no.
Dios llegó a este acercamiento humano con su educando a intimidades imposibles para nosotros (piensa en la gracia, en la Eucaristía); pero la ley de su Pedagogía está bien clara, pronta a convertirse en la tercera convicción pedagógica de este viejo maestro:
Tercera lección: SER MAESTRO ES ACERCARSE, BAJAR, ENCARNAR LA VERDAD.- Cuántos fracaso de educación por olvidar esto.
A tu ejemplo cree el niño más que a tus palabras. Olvidará pronto lo aprendido, pero no olvidará tu gesto, la firmeza consecuente con que su maestro mostró en su vida la doctrina enseñada. ¿Dices y no haces?. Haz cuenta que no has dicho nada, que borras con una mano lo que acabas de escribir con la otra. No queda nada. La pizarra sucia...
IV) Pero “encarnar” no es un verbo frío. Encarnar no es hacer de estatua de la Justicia, de la Bondad, de la Fe... Encarnar es un verbo vital. Nace de las raíces íntimas de la vida y de lo más hondo de ella: el amor.
Educar es más que enseñar, es más que encarnar fríamente una lección, como puede hacerlo una estatua o un cuadro. Educar es amar, enseñar amando. Y... Dios es amor. Aquí hemos tocado fondo en la Pedagogía de Dios. Y en nuestra pedagogía.
Lección cuarta: SER MAESTRO ES AMAR.
Cuando el maestro es padre y la escuela es una familia, la pedagogía ha alcanzado su cumbre. No queda ningún paso nuevo. San Pablo, pedagogo y maestro de pedagogos, se quejaba un día: “aunque tenéis muchos pedagogos (que se tienen por tales), pero no tenéis muchos padres”. A la puerta de una abadía benedictina campea esta leyenda: “Porta patet, sed cor magis”. Está abierta la puerta, pero mucho más el corazón. Bello emblema para una escuela donde no sólo se enseña sino que se “educa”. Bien entendió esta lección la maestra que pedía a Dios: “Dame que yo sea más madre que todas las madres para que pueda amar y custodiar lo que no es carne de mi carne”. (Gabriela Mistral, citado de memoria de su “Oración de una maestra”).
Este amor, don envidiable de cualquier pedagogo, lleva consigo un rico acompañamiento de condiciones pedagógicas de primera clase.
El amor lleva consigo —, la pedagogía de la paciencia. SER MAESTRO ES SER PACIENTE... “hasta el martirio”, escribió alguien.
·         -la pedagogía de la ilusión. SER MAESTRO ES SABER ENCENDER UNA CHISPA DE IDEAL en el alma del niño, que la lleve encendida por la vida.
·         -la pedagogía del servicio. SER MAESTRO ES SERVIR AL NIÑO, hacerle de pedestal, engrandecerle aun a costa propia. “Que él suba y que yo disminuya”.
·         -la pedagogía del encuentro personal. SER MAESTRO ES BUSCAR AL NIÑO, A CADA NIÑO. También al peor dotado. Al niño concreto. No se educa al niño “universal”, ni al niño “cosa”; ni al niño “masa”, sino al niño individuo, persona, mundo aparte y distinto él sólo. Como lo hizo Dios.
·         -la pedagogía del gozo.”Hay que catequizar con gozo”.(S. Agustín). SER MAESTRO ES SER INCONMENSUIRABLEMENTE ALEGRE. El niño tiene derecho a que su paz de alma no sea turbada por la amargura y la hiel de su maestro...
V) Ser maestro es enseñar amando. Así, a través del maestro, se realiza ese gran enlace del niño con la Verdad y la Vida. El maestro es puente entre esos dos mundos. Como el sacerdote (Pontifex). Intermediario. Como el sacerdote es portavoz de la Verdad primera, verdad que hace al hombre:
Dios. Como el sacerdote tiene la misión de abrir al niño esa caja de sorpresas, que es la vida, y enseñarle a gustarla. Más que el mismo sacerdote, y aún los mismos padres, el maestro dicta los primeros pasos, esos que darán ritmo o dirección, difícilmente corregibles después, a su vida. Después del sacerdote, que “toca la piel misma del alma” en frase de un poeta, y de la madre (que es mundo aparte en la intimidad), el maestro es quien penetra más hondo y dispone y ordena todo en el santuario sagrado del alma del niño. El consagra o profana, pone ídolos o derriba ídolos. Y su labor sacerdotal o iconoclasta, es en la mayor parte de los casos definitiva.
He llegado a mi última convicción pedagógica, que en algún modo engloba las anteriores:
Quinta lección: SER MAESTRO ES SENTIRSE UN POCO SACERDOTE.
Tratar al niño con respeto. Es un sacrilegio llegar a su alma irreverentemente, con la despreocupación con que se trata un libro, un mapa, una pizarra. El magisterio es un cielo cuando la escuela es un templo, los niños “hijos”, y sobre ellos pesa la oración del maestro. Un proverbio ruso dice: “En tres ocasiones hace falta orar: al meterte en el mar, antes de casarse y mientras se educa a un hijo”.
El magisterio es un sacerdocio. Acercarse al sacerdocio sin haber sido llamado “es una profanación y será una tortura para el profanador. Llegarse al magisterio sin vocación” es un agravio al niño y un infierno para el maestro.
La vocación de sacerdote no acaba nunca. Se es sacerdote siempre.
·   La del maestro tampoco acaba. No hay jubilación. Se es maestro siempre. Detrás de la última vuelta de llave á la escuela donde se ha trabajado muchos años queda abierto el magisterio de nuestra vida. Nuestra vida es lección. Y... hasta nuestra muerte es lección también, y, a veces la mejor. Termino. He de ser breve. Otra característica de la pedagogía de Dios es la brevedad. Su paso por la tierra, (su Encamación) fue breve, su Evangelio es breve. Sólo su paciencia y su amor son largos. De su Magisterio es una chispa el mío, y el vuestro. Mirando hacia atrás en mi vida el mayor gozo de mi magisterio es recordarlo. Mirando hacia delante, la mayor recompensa de mi magisterio será que se pueda decir de mí con verdad:
·   Fue Maestro.
A.M,D.G. et M.I.

Ignacio Iglesias, S.J. (1925-2009)







Entrevista
IGLESIAS GONZALEZ, Ignacio

ME HA MARCADO EL CRISTO VIVO


1. Qué aspecto le impresiona más de la personalidad de Jesucristo?
La libertad de Jesús. O, lo que es lo mismo, su capacidad de com­prometerse, de darse, porque era la voluntad del Padre. Libertad para renunciar y para usar, para tomar distancia y para hacerse próximo... Nada le condiciona ni le estorba. Se sirve, soberanamente libre, de todo para fo único que para El cuenta: la voluntad del Padre, que es el amor al hombre hasta el extremo. Nada le impidió ese «extremo».

2. Qué página del evangelio seleccionaría usted, si le obli­garan a elegir?
Decididamente, el evangelio de Juan. Con preferencia la segunda parte, desde el capítulo 13. Si me urges más, el 13,1-20 y todo el ca­pítulo 15. Si me apuras mucho más el 13,14-15 calado a todos sus ni­veles. Como definición de Dios, que no sólo es el «Dios con los hom­bres» sino el «Dios disponible a los hombres». Y como definición del hombre. Y su razón de ser. Y su sentido.
3. Cuál le parece que es la esencia del cristianismo, según Jesús de Nazaret?
Que «Dios amó de tal manera al mundo, que entregó a su Hijo uni­génito, para que todo el que cree en El no perezca, sino que tenga vida eterna». Fácilmente identificarás que vuelvo a Juan (3,16), y mejor aún glosado por sí mismo en su primera carta (3,1; 4,9).
Es evidente por demás que no se trata de una «ideología», sino de una realidad, capaz de transformar al hombre que se asome a ella, y que se deje convencer por ella, convirtiéndole necesariamente en el más eficaz y comprometido agente de transformación de su mundo. Que sólo el amor, un amor así, transforma. Todo lo demás, todas las demás motivaciones, cuando mucho, cambian (que no es lo mismo que transformar) y, si les falta amor, destruyen.


4. Qué le parece que le falta y le sobra al cristianismo actual, desde la óptica de Cristo?
Prefiero no fijarme en exterioridades. Cada generación cristiana —también la nuestra— ha sido muy lúcida en denunciar lo que en esto ha sobrado o faltado a la precedente.
Respondo situándome en el plano de la concepción de fondo de cada grupo de cuantos nos decimos cristianos en la actual generación. En ese plano
a) Probablemente no le sobra nada. El aspecto evangélico que se apropia con preferencia cada grupo de cristianos es seguramente legítimo. Pero no es el único. Ni debe ser excluyente. Con toda faci­lidad nos olvidamos de la inevitable parcelación de nuestra personal visión del Evangelio. Lo que es por sí mismo antievangélico.
b) Lo que falta es integrar toda esta plural visión. Compartirla. Y para esto lo primero es comunicarla. Pero con una comunicación que no es un cruce de espadas, sino un enriquecimiento mutuo de nuestra personal «memoria» de Jesús. Como la primera comunidad de Jerusalén reconstruyó desde el recuerdo y la experiencia personal, y compar­tiéndolos, la imagen de Jesús que creyó y transmitió.
Claro que esto supone muchas cosas importantes. Entre otras, re­conocer que «el otro» y su personalísima visión de Jesús, es para mí un Don del Señor, que necesito.
c) Probablemente se trata de una utopía. Pero si no tomamos en serio la tarea de reconocer el rasgo de Jesús que el otro ha experimen­tado y me comunica, caeremos en el ghetto, la casta, la «comunidad» que no lo es porque se cierra a una presencia de Jesús... Y lo peor, no reconstruiremos la imagen de Jesús que creer y que transmitir hoy.
No quiero alargarme. Pero si lo dicho falta, es obvio por demás que falte alegría, paz, justicia.., dentro del mismo Reino de Dios. Y que sobre todo lo contrario. Y no podemos olvidar que «el Reino de Dios... consiste... en justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo» (Rom. 14,17).
5. .Cuál ha sido el encuentro personal con Cristo que ha dado sentido a su vida cristiana?
No ha sido uno, sino muchos, a lo largo de mi vida, los que más me han «marcado». Sobre todo cuando lo he encontrado en testigos vivos, que han sido muchos. Por razón de mis cargos, he tenido que conocer personalmente y por dentro a muchos grandes testigos de Jesús. De todas las edades y de todos los estilos.
Probablemente, ellos no han caído en la cuenta de en qué medida me han evangelizado. Pero la imagen de Jesús que hoy vivo —su enri­quecimiento progresivo por un lado y la progresiva reducción hacia rasgos esenciales por otro—, se la debo principalmente a la experiencia de lo vivido de esos hombres. A mucha distancia de otros medios, al menos en cuanto soy consciente de ello.
No sé si tienen cabida aquí dos testimonios recientes. Se me dirá que son extraordinarios. Ciertamente el montaje, que el Señor dis­puso a esto, no es de todos los días; pero el «dar la vida», que sella por igual a los que me vengo refiriendo, sí lo es.

Al Hermano Alfredo, 32 años, le destiné yo mismo al Tchad (Africa). Me pareció clara su vocación de misionero. Ahora tengo la seguridad de no haberme equivocado. Poco más de tres años estuvo allí. Desde el primer momento su «especialidad» fue su entrega... hasta el extremo a los más pobres. Algunos opinaban que era demasiada. Precisamente les llevaba una carga de mijo en año de hambre, cuando cayó de cinco balazos, tal vez equivocados, de guerrilleros que no tenían nada contra él.
Un compañero de misión, 26 años hoy, a quien también me mandó el Señor «enviar», me escribió en aquel momento, hace exactamente dos años: “Por qué echarse las manos a la cabeza por la muerte de Alfredo? El había venido aquí para trabajar con los más pobres y para morir si era necesario. El ha muerto en servicio. La muerte que todo jesuita debe desear. Yo confieso que he pasado unos momentos bastantes duros que creo ya han sido superados, porque al lado de la muerte de Alfredo, hay cada día la muerte de mucha otra gente que está aquí a tu lado, con los que trabajas y vives...
Pero en fin, el Tchad no es la muerte. El Tchad es por encima de todo la vida. El Tchad es el país de la luz y de la noche, es el país de Dios. Gente hermosa y buena. Gente que comparte todo lo que tiene contigo. Gente que te acepta y te hace vivir la historia del Antiguo Testamento. En la noche, alrededor del fuego, se habla de los viejos tiempos donde el mono enseñó a la mujer cómo debía parir sus niños; o del hambre terrible que llegó a la aldea y mató la vida, o se habla de Dios y del viejo misionero que murió en el país y que está enterrado en la pequeña aldea. Muchas noches, a partir de ahora, van a oír el nombre de Alfredo. La historia se convertirá en leyenda y, también al lado del fuego, los abuelos contarán a sus nietos que hubo un blanco que trabajaba con los más pobres de la tribu, con los leprosos, con los paralíticos, con los viejos... y, que un día, cuando transportaba el mijo en su camión, fue muerto a tiros por los rebeldes... Y los niños dirán: aquel blanco era bueno...Aquí es imposible no creer en Dios».
Yo no sé si todo esto tiene cabida en un «Cuestionario sobre Jesucristo». Pero si de verdad se pregunta por «el que vive», entiendo que Jesús vive ahí. Yo al menos, lo he visto.





Felicitación
DESDE EL SEMÁFORO DEL 2000

IGNACIO  IGLESIAS
Director de la revista Manresa



Me piden, Señor, que te felicite. Pero... ¿por qué? y ¿para qué? y, sobre todo, ¿cómo?
Abro nuestro código de lenguaje para andar por la vida, el Diccionario de la Real Academia, y leo:
Felicitar:        Manifestar a una persona la satisfacción que se experimenta con motivo de algún suceso fausto para ella; expresar el deseo de que una persona sea venturosa; (desusado) hacer feliz y  dichoso a uno.
María Moliner, en su Diccionario de uso del español, resume y matiza: Expresar a una persona buenos deseos hacia ella o complacencia por algún suceso favorable que le atañe.
No me cuadra nada, ni con el diccionario, ni con la teología. Tú no cumples años; estás por encima de los años. Eres ayer, hoy y mañana. Ni acabas de experimentar un «suceso favorable». Ni tienes ningún deseo incumplido, una vez que has realizado todos los del Padre. Ni, aunque no te dejaste llamar «bueno» (Lc 18,19), has dejado nunca de serlo, identificado como estás con «el Bueno».
Se me ocurre, de repente, si no será, más bien, al revés: que somos nosotros los que necesitamos acercarnos a ti, a ver si nos felicitas, en el sentido que nosotros hemos dejado de usar: hacer feliz y dichoso a uno. Porque, en ese sentido, «felicitar» ha sido tu «oficio» de siempre. Necesitamos experimentar que seguimos siendo objeto de tu «apasionamiento» (Lc 22,15), que gozas con nosotros y que nos das, como a tus discípulos, un aprobado general, porque te vamos —mal que bien— acompañando en tus pruebas (Lc 22,28), es decir, porque vamos aprendiendo un poco a amar como tú.
Regaste el mundo de bienaventuranzas, sobre las que nos hemos .recreado estética e intelectualmente, tal vez pensando que con eso ya estaba todo hecho. No caímos en la cuenta de que «para que tu alegría sea la nuestra» (Jn 15,11) es indispensable que únicamente nos preocupemos, como tú, de encarrilar a otros a tu alegría.
Por este semáforo del 2000, que está para cambiar al verde, pasan todos a toda velocidad. Sólo tú te quedas. Desde él te alargamos la mano —sin nombre y casi sin rostro, aunque tú nos conoces por nombre y por rostro únicos—, con este cartel colgado al cuello: «Danos a sentir que sigues tan apasionado por nosotros como siempre; que esto nos basta».
Sólo así se nos encenderá tu pasión por este mundo, que muchos vientos, de dentro y de fuera, nos quieren apagar, y no nos cansaremos de seguir regando bienaventuranzas. Las tuyas.
Total, que ¡felicítanos!, que es lo tuyo. Lo necesitamos. Amén.

Publicado en
Joaquín Luis Ortega ( 2000) Felicidades Jesucristo , BAC

Capitulo 7.FAMILIARES

A sus padres

A mis queridísimos padres en el verano de mi ordenación sacerdotal:
Suyas son estas manos
Que hoy bendicen y perdonan
Suya esta voz que hoy
Manda a Dios...
Suyo fue el principio y el camino
Suyo fue el sacrificio..


. POR QUÉ DIOS HA TRIUNFADO EN TI…..

Casillo viejo. Dos tablas, telarañas y rendijas,
 y en la oscuridad los niños
que juegan a decir misas.
 Hay sermones y bautismos
 velas, flores, campanillas,
casullas de hule y sagrario
 de tablas con cortinilla...

Dios marca de “providencia”
los juegos. Pasan los días...

…………………………….

Y... empezó Dios a ... jugar.
y poco a poco las fichas
 fué corriendo en el tablero
blanco y negro de la vida
 cruzando rutas y tiempos
 con estrategia divina.
……………………
Buena ha sido la jugada
 y su victoria. La ficha
inmóvil en el cuartel.
Se acabó el juego, Y, sencilla,
ha empezado “la verdad.
 sacerdotal” de tu vida.

 (Recuerdos  de los juegos en casa y en el corral)
Monleras ,7-III-1950


UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS - SANTANDER   30- Julio - 1950

Pax Christi
                                                               Queridos padres:

La muerte del P. Severino ha impactado hondamente a todos los que le conocían, pues era muy querido de todos por sus virtudes naturales y espirituales, especialmente por su amabilidad, su competencia como profesor, su observancia regular como fervoroso religioso, su unión con Dios y elevada espiritualidad. Recuerdo que me impresionó varias veces, cuando yo estaba en Salamanca verle con mucha frecuencia pasarse largos ratos ante el Sagrario, en la Capilla, a pesar de estar siempre muy ocupado. La muerte fue así: Estaba en Vigo pasando las vacaciones normalmente. Aquel día se sintió un poco mal. El lo atribuyó a un poco de agua de limón que había tomado por la mañana, pero no le dio importancia. Por la tarde se echó encima de la cama un rato, y luego se levantó y se puso a trabajar, y estuvo corrigiendo las pruebas de imprenta de un libro de Teología que iba a publicar, y así, sobre la mesa de trabajo, le encontraron muerto a la mañana siguiente, cuando entraron en su cuarto al ver que no bajaba a decir la misa. Así sobre la mesa de trabajo, con el libro de los Ejercicios de S. Ignacio abierto, pues se estaba preparando también para darlos a nuestra comunidad de Vigo, le vino a buscar Cristo, y le encontró.., trabajando por El. Mucho podemos aprender de esta muerte, pero, sobre todo, esta doble lección: “Estad preparados...” y “trabajar sin descanso por Dios”. Que cuando nos llame el Señor estemos trabajando por El. Como aquel historiador, Weiss, que al final de su vida empezó a escribir un libro sobre Jesucristo, pues quería poder decirle al Señor, cuando le llamara: -“Señor, cuando me llamasteis, estaba hablando bien de Vos”.




(En otra carta del 26-agosto-1950)
En mí carta anterior les contaba la muerte del P. Severino. Tengo que rectificar un detalle. Le encontraron muerto sobre la mesa de trabajo mientras estaba preparando (escribiendo) una plática, para los Ejercicios, sobre la humildad. Detalle que hace todavía más bella la muerte, en la brecha, de este ~
Ignacio S.J.



     A Manuel, buen hermano

-Una cuna, la misma que tornearon
-lima y paciencia-
las manos del abuelo Juan.

-Un agua, vertida sobre la misma,
redonda y tosca piedra de cristianar.

-Tres votos, para que el alma
 vuele. La misma’
cadena de libertad.

-Un sacerdocio. El mismo, para partir
 en el mismo milagro al mismo hambriento
la jugosa ración de un mismo Pan.

Cuatro fraternidades:
cuna, piedra, voto, altar.

Hoy parto en alegría mi primogenitura
contigo, mano a mano.
No soy mayor que tú. A igual altura.
CUATRO VECES TU HERMANO.

Comillas, 14 julio 1964

Dedicada a  su hermano Manuel  Iglesias, también jesuita,( el era el mayor de 6 hermanos y Manuel el más pequeño)














Estoy trabajando, pero contando con las oraciones de Ud. de Aurora y Ángeles y de otras gentes a las que se las he pedido. Porque estoy persuadido de que uno no es más que un altavoz. Y el altavoz no habla por sí mismo. El que habla es Dios. Y lo hace por medio de las palabras humanas a veces más simples e insignificantes. Siga, pues, orando que esa es su mejor su manera de trabajar con nosotros.
Un abrazo de su hijo. Ignacio. (Carta del 3-9-85)



~.                      Debemos tratar mucho más con cuantos nos han precedido en el camino de la Fé con el testimonio de sus vidas y ahora se interesan por nosotros más que nunca. Son la prueba de lo perdurable y eterno de nuestras propias vidas...”
Acuérdate cada día de ellos, pero sin un dolor que te hunda, sino con un recuerdo que te levante el ánimo cada mañana a ser como ellos fueron”.

(De una carta a la hermana del P. A.Alburquerque (Fuencisla), 7-05-09) (Unos cinco meses antes de fallecer)



DIOS ES AMOR

Aún cuando nos prueba. Esta verdad que les entre muy dentro, con mucha Paz, Como una Luz muy clara, que les haga “explicables” muchas cosas que “discurriendo” no las entendemos nunca.
Les abraza su hijo Ignacio, SI.

(En una felicitación de Navidad 1967)


“Estilo de Dios, Dos trazos... y una cruz, Y la vida se dobla...
Dios escribe, Y se rasga el papel Bajo la pluma que llora...
Dejemos escribir.
Es carta de mi Padre.
Dios escribe”.
Desde Fráncfort —Alemania, en una carta a mis padres, en la carta de 18-Octubre-1955.
La poesía la hizo a un P. que cayó gravemente enfermo. Dice: Es breve y libre de rima












Capitulo 8 Bastón, pregón y hornazo




El bastón, mi hermano (parábola menor en tres actos)




Ignacio Iglesias González, sj

Aunque ande por valle tenebroso, no temeré ningún mal, porque

Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me dan seguridad.
(Salmo 23,4)
---¿Qué? ¿Salimos a dar un paseo?
--- ¿Para qué lo preguntas? Si se va a hacer lo que tú quieras. Nadie me preguntó nunca mi parecer sobre lo que iban a hacer conmigo. Todos han hecho lo que han querido.
--- Bueno, no empecemos. Ya nos conocemos. De sobra sé que estás deseando que te saque a pasear, a ver gente y a que te vean. ¿No te has fijado cómo cambias de color cuando alguien me pregunta por ti, dónde te he encontrado? ¿Y... la parrafadas que te tiras con tus hermanas, las ramas de tu tiempo, cuando nos sentamos debajo del fresno que tú conoces? Porque de las jóvenes pasas un poco... Si te aburres aquí todo el día metido en la bastonera. ¿Qué sería sin mí?
--- Pues, nada, que tú sin mí...
            Tac... tac... tac... tac…
--- Mira, ya está ahí el pastor de todos los días con sus cabras de todos los días. Puntual, como un reloj suizo.
--- Cada vez que lo veo, se me revuelve todo. Él tiene la culpa de que yo ande por aquí arrastrándote a ti más que tú a mí. ¡Horrible! ¿Ves aquel muñón? El segundo de la rama de la derecha. Pues de ahí me desmochó. De un hachazo
---Seguramente por hacerte sufrir menos. Con una sierra o con una navaja...
--- Con una navaja me descortezó después, corno si me arrancara la piel a tiras. En vivo. Luego empezó a curvarme. Me crujían todos los huesos. Y me amarró. No pude ni estirarme. Luego me metió entre brasas. Y me colgó muchos días al sol. Y detrás de mí fue colgando a otros muchos. Se divertía. Otro día nos cogió a todos y, uno por uno, nos fue grabando con un punzón ardiendo estos tatuajes. Tan cursis, digo yo. Otro día me clavó en el pie esta contera de metal, golpeó conmigo el suelo varías veces, se apoyó sobre mí con todo su peso, me miró por todos los lados, me tomó por la empuñadura, me hizo girar en el aire delante de unos amigos (¿que os parece?) y me dejó en el rincón junto al paraguas. Al día siguiente nos ató en un haz a todos los bastones y cargó con nosotros hasta el mercadillo de los miércoles.
Tac.... tac... tac-... tac...
---De allí te saqué yo. ¡Y a buen precio, no te quejarás! Necesitaba apoyarme en algo, en alguien. No sé si te gustó, pero no me dijiste que no. Y te lo agradezco. Desde entonces, y cada vez más, eres algo así como una parte de mí persona. Como un brazo o una pierna, o así. Si no vinieras conmigo, si te negaras a llevarme, ni me asomaría a la puerta de la casa. Reconozco que me alargas un poco la vida.
--- ¿Sólo un poco?
Tac… tac... tac... tac...
--- Mira, aquí nos sentamos, a la vista de la fresneda, tu familia, como la llamas. Al sol. Hace un tiempo desapacible como para sentarnos a la sombra. Otro día lo haremos.
--- Cuidado que sois “quejicas” los hombres. Todo os molesta. Enseguida os cansáis de todo. Hasta de lo que os gusta. Se os acabó pronto lo mejor de cuando erais niños, vuestra capacidad de mirar alrededor, de admiraros por todo, de contar con todo y de curiosearlo todo. Y conserváis, crecido, lo peor. Os pasáis la vida rezongando. A veces ni sabéis por qué. Y, por supuesto, no pensáis más que en vosotros.
--- Nunca te había oído tan filósofo...
            Tac… tac... tac... tac...
--- Pues lo que quieras. Nos sentamos aquí. Aquélla es mi familia. Conozco casi todas las ramas. Aunque este año hay muchas nuevas. En verano me encantaba dar sombra a una mamá joven con su bebé (venía a mediodía), a una pareja al atardecer, a un anciano más solo que tú. Esos eran los fijos. Y dejaba a los jilgueros instalar sus nidos sobre mí. Siempre en el mismo sitio. ¿Qué habrá sido de ellos? Eran también de la familia. Hoy me toca dejarme traer y llevar por ti, a tu antojo. Aunque también te traigo y te llevo yo. Nos llevamos los dos. Como otra familia. (Se hace silencio... A lo lejos gritan los niños...)
--- ¿Te aburres? (silba el viento) Si vieras qué gozada cuando llegaba la primavera y a mí me reventaba yodo por dentro, ver llegar a los jilgueros con las primeras pajas y las primeras briznas de musgo para el nido.. Yo procuraba no moverme hasta que lo terminaban, o casi... ¡Y luego acunaba primero a la madre y más tarde a las crías! Es verdad que te picoteaban y te ponían todo perdido. Pero yo era feliz de que ellos lo fueran. Y me lo mostraban. A veces me soñaba volando con ellos... Y con el viento hacía el fabordón a sus músicas. Luego, en el otoño, dejaba que el viento se llevase a la vez mis hojas y su nido. Así podíamos hacerlo todo nuevo, otra vez, en primavera. Eran como míos... A veces otras aves, de viaje, descansaban un rato. ¡Pesaban tan poco! Cuando se iban les daba las gracias y las invitaba a volver. No sé si me entendían. De hecho algunas volvían. No he sabido hacer otra cosa. Ayudar a vivir dando sombra y sosteniendo un nido o... un anciano. Pero, ¿es que se puede hacer algo más importante?
            Tac… tac... tac... tac... (Silencio… Sopla otra brisa fría...)
--- Por eso me duele tremendamente cuando me usas para otras cosas. Por ejemplo, para aplastar a las hormigas o a los gusanos, o para sacudirte a los perros. Que no se te ocurra nunca utilizarme para pegar a un niño. Y no me digas que lo haces para educarlo. Si un día sucediera eso, sería capaz de romperme del todo, de terminar de una vez y de dejarte solo.
--- ¡Nunca te había visto tan predicador! Tanto, que ya no te acuerdas de tu árbol. Pero a veces pienso que, a lo mejor, vas a tener razón. ¡Gracias! Vamos a casa.
            Tac… tac... tac... tac...
[Acto 2º.]
--- No, en la percha no. En la bastonera. Con mi familia. Con mis hermanos, los bastones. Aunque fíjate qué distintos (ya te contaré otro día). Y con mis primos, los paraguas.
--- Anda, arrímate, déjame sitio. Cabemos todos.
--- Pero sin empujar. Pide permiso. Y límpiate los zapatos, que vienes lleno de barro. No creas que, porque el amo te prefiera, eres más que los demás.
--- Bueno, hombre, no te pongas así. De sobra sabes que vengo de trabajar, no de divertirme.
--- ¡Encima presumiendo! ¿Crees que aburrirnos aquí todo el día no cansa?
--- La verdad, no sé qué es más duro, si aburrirse en casa o aguantar al amo en la calle. Hoy por hoy prefiero lo segundo. Y eso que cada día está más torpe. Pero, sobre todo, más raro. No piensa más que en sí mismo. Tienes que darle el gusto en todo. Te trae, te lleva, te toma, te deja, te quita, te pone, te busca, te olvida, te alaba, se enfada contigo... Y hasta te echa la culpa de haber tropezado. Porque me necesita; si no, cualquier día me deja tirado en un basurero.
[Acto 3º.]
--- ¿Salimos?
--- ¿Otra vez? ¿Adónde? ¿Y a qué?
--- Por ahí ¿No ves que no aguanto la casa, ni la mujer, ni la nuera, ni los nietos, ni el olor a cocina, ni el periódico, ni la tele, ni los vecinos...? Prefiero estar solo.
--- ¿Y no has caído en la cuenta de que ya no lo estarás nunca? ¿O es que piensas que mirando por ti, huyendo de ti, vas a lograr estar solo? No estás hecho para la soledad ¿Qué sería de ti sin esta conversación?
--- ¿Otra vez? ¡Cuidado que eres... ¡
            Tac… tac... tac... tac...
--- Tampoco yo soporto a mis hermanos. Y me aguanto. ¿Sabes lo repelente que es ese bastón (no se de qué, de ébano o así)? El señorito, el de la empuñadura de metal. Es insoportable. Está todo el día callado. No sabe hablar de otra cosa que cuando lo llevaste un día a palacio, y otro de procesión. No se le puede rozar. Se pone de nervios... El paraguas viejo se mete mucho con él. Cuando viene mojado, ¡se le arrima y no veas!.
--- El paraguas y yo sí que nos entendemos. Somos los más viejos. Hablamos mucho. ¡Hemos visto pasar a tanta gente! Y hemos servido a tantos y aguantado tanto, y a tantos... Al final siempre acabamos con la misma música: ¡Que nos quiten lo servido!
--- Perdóname una pregunta: ¿Por qué no piensas que alguien
te necesita?.
--- ¿Quién?
--- Por ejemplo, tu mujer, o tus nietos, o tu nuera, o tus vecinos... O tus bastones. Y, si me apuras, hasta el periódico y la tele...
(Silencio... Y de nuevo la brisa fría)
--- ¿Sabes que ahora me parece que empiezo a entender a un viejo gurú, que insistía machaconamente a sus amigos: dejaos usar como bastón de hombre viejo? El mismo que afirmó que todas las cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el ser humano (para todos), para que le ayuden a ayudar. Ellas ayudan; él no aprende.


Publicado en: Joaquín Luis Ortega (2000)  “En Comunión con la creación, Edit. BAC

Pregón de las fiestas de Monleras  de 2007

¡Monlerienses! ¡Monlerienses de raíz! ¡Monlerienses de afecto! ¡Amigos todos!
Os preguntaréis qué títulos tengo yo para estar esta tarde en este escenario y delante de este micrófono, por donde habéis pasado vosotros mismos, vecinos y vecinas de Morderás, que conocéis de Monleras todo..., hasta las hormigas; y por donde han pasado personajes ilustres vinculados a Monleras: académicos de la lengua, profesores de universidad, especialistas en S. Juan de la Cruz, gobernadores, directoras y profesoras de instituto, delegados del gobierno, médicos, etc., etc.
1. Pues, también yo me lo he preguntado: ¿Qué título tengo para estar aquí esta noche, donde, de entrada, por cierto, me encuentro muy a gusto? Pero veréis lo que me ha pasado. Lo primero que se me ocurrió fue presentarme como uno de los más viejos del lugar, nacido todavía dentro del primer cuadrante del siglo pasado, ya casi terminándolo (1925). Pero me llevé una morrocotuda sorpresa, por otra parte tan agradable como morrocotuda, cuando mi buen amigo Tristán, a quien acudí como historia viva y guardián de las esencias de Monleras me elaboró una lista, que luego otras informadoras de aquí mismo me completaron, de más de cincuenta monlerienses vivos más viejos que yo (más o menos la mitad viviendo en Monleras, la mitad fuera; más o menos treinta mujeres y veinte hombres). Nos capitanea, como decana de todos los monlerienses vivos, Rosario Vicente, y pisándole los talones Regina Fuentes, abuela de Juan Jesús, ambas ya, casi tocando con la punta de los dedos los cien años. ¡Aupa, y a ver si entre todos conseguimos que lleguen! Las siguen otras dos mujeres, Cándida Ribero y Ester Marcos, y un hombre, Heliodoro Cordobés, de 93.
De esta constatación demográfica, he sacado dos rápidas, pero muy fundamentadas, conclusiones: 1a/ conclusión: que el ecosistema de Monleras hace un siglo era magnífico: que el frío que entonces nos chupábamos en Monleras sin más ayudas que el viejo brasero de carbón de leña y el infiernillo, también de carbón, para ir a la escuela, era, y sigue siendo, sanísimo; como lo eran y siguen siéndolo también el cocido salmantino, relleno incluido, el jamón y la morcilla, los torreznos, las sopas de ajo, y hasta el farinato. Y segunda  conclusión: que, por encima de sarampiones, viruelas, tosferinas y sabañones, que todos inexorablemente pasamos, el ministerio de Sanidad de Monleras, hace un siglo, compuesto por la Sra. María Luisa, la de la fuente Gurrufayo, que nos ayudó a venir al mundo a casi todos, Don Felipe el médico, Don Paco el boticario y la Sra Emilia la curandera con sus aceites y sanguijuelas, funcionaba con extraordinaria eficacia.
2.- Pues bien, si en esto, que yo creía mi título para estar aquí -ser uno de los más viejos monlerienses-, me ganáis muchos y muchas, exactamente 51-, no me quedan más títulos, que los de andar por casa y pasaros un video hecho de retazos de aquella historia de hace casi un siglo, recuerdos perdidos, que otros y otras con más memoria que yo y más presencia permanente aquí, lo podríais hacer mucho mejor. Historia que veo venís a revivir cada verano muchos y muchas, hijos, nietos, biznietos, tataranietos tal vez, de mis amigos de hace un siglo. Pues en su nombre echo a rodar el video :
-que nací enfrente de las escuelas y he visto que sigue en pie, externamente inalterable, la casa en que nací y viví mis primeros once años; -que fui bautizado en la misma pila bautismal que muchos de vosotros; -que corrí por estas calles cuando estas calles eran regatos, es decir, cuando el agua corría por encima de la calle, no por debajo y entubada como corre ahora; -que toqué como monaguillo las campanas, -las pequeñas, las otras las repicaban los mozos- un poco a escondidas de mis padres que nos tenían prohibido subir por una escalera, -la del campanario-, que entonces tenía más agujeros que escalones; que me descalabré más de una vez con la bicicleta por lo accidentado de estas calles que hubieran sido una envidiable pista de ciclo-cross (si es que el ciclo cross hubiera sido inventado para entonces, que yo creo que todavía no); que me resbalé arañando pantalones por la peña de El Santo, que he comprobado que sigue en pié, igual que entonces (bueno, también más vieja), pero ahora ya no he tenido la tentación de resbalar por ella; que rompí más de cuatro cántaros acarreando agua de la fuente de la Cañada todas las mañanas, antes de ir a la escuela, en el buen tiempo; que me picaron muchas veces las abejas, cuando acompañaba a mi padre a castrar las colmenas y dando vueltas a los panales en el extractor de miel, que él diseñó y le hizo el sr. Ambrosio, el herrero; que, tarja en mano, acarreé cada dos días la hogaza del pan, que la sra. Águeda cocía en horno de leña, salvo cuando cocía pan la sra. Teresa, la abuela de Juan Francisco, que lo cocía muy bien.
3. Que recuerdo en la bruma, con verdadera devoción y simpatía, a muchas figuras de aquel Monleras: al Sr. Vicente, gran cazador de todo el año, cazador por encargo (-que me dice mi madre que a ver si puede traer una perdiz esta tarde, o un conejo, para mañana, que viene el inspector o la inspectora!), verle salir en el acto con su escopeta y su perro por las Cruces arriba, y a la hora o menos, estar ya de vuelta con la perdiz o el conejo todavía calientes; y al austero D. Baltasar, de sotana y bastón, paseando su bondad y su servicialidad por todos los caminos del pueblo; y a los pioneros de la automoción en Monleras: el sr. Castor y su primer Chevrolet, mixto de correos y pasajeros, de Monleras a Barbadillo primero y a Ledesma después; D. Felipe el médico con su inseparable bastón atreviéndose con su Fiat - Balilla a escalar las calles altas del pueblo (alguna vez disfrutamos empujándoselo para que arrancara); el sr. Eloy, mi padrino, el del comercio, con su Renault verde cuadrado; Agustín y su despampanante autobús Pegaso, de línea, que corríamos a ver llegar o a ver marchar, como quien sale a ver aterrizar un avión o despegar un barco; al sr. Germán y sus muebles castellanos, que pronto, poco después, pasarían, con denominación de origen, nuestras fronteras. A los guardias civiles, en pareja entonces y a pie por las calles y los campos, de tricornio, como amigos de todos, a quienes los chavales admirábamos casi con devoción, y que se dejaban tocar el sable y hasta el mosquetón.
4 Luego, dejé Monleras cuando todavía no había llegado la luz eléctrica y el invento luminoso más moderno era el carburo. Creo que ya llegué a ver alguna primitiva lámpara de queroseno. Por cierto, preparé muchos carburos para la escuela nocturna de mi padre y con las migajas de carburo, que saltaban al partirlo, disparé al aire con mis hermanos muchos botes, verdaderos cohetes espaciales, antes de que en el mundo se hablara de estas cosas y casi con el mismo sistema: carburo, agua y una cerilla.
Después, después..., me ha tocado dar vueltas por el ancho mundo y comprobar que muchos monlierenses también lo han recorrido o lo recorren todavía, en todos los continentes. Con algunos y algunas me he encontrado y es una gozada comprobar por ellos que Monleras no ha sido un nido en el que acurrucarse, sino, como los de las cigüeñas del campanario, una Escuela de vuelo.
Mi investigación no ha podido ser muy completa, pero he conocido y conozco, y hasta me he encontrado por esos mundos con monlerenses, que han estado, o continúan estando, en todos los continentes, en Filipinas, Alemania, Francia, Suiza, Estados Unidos, México, Cuba, Venezuela, Perú, Argentina, Brasil, Burquina-Paso (África), Paraguay, Francia, Portugal, Italia... Y, la verdad, no estaban allí de turistas, sino afanándose mucho y bien durante años; abriéndose camino a fuerza de puños; ganándose la vida honradamente y hasta, -buena gente como fueron, y son-, arraigando en ese su nuevo mundo, sin desarraigarse de éste.
Pero, por oficio, me he encontrado con muchos y muchas más que dejaron Monleras adrede, pura y simplemente, para entregar su vida, poniéndola entera, anónima y gratuitamente, al servicio de enfermos y ancianos desconocidos, de lenguas y culturas extrañas, o empleándola en educar niños y adultos, como José Santiago Herrero, que hace cuatro años, a sus 45 años, la entregó en Burkina-Faso (África), o alfabetizando regiones enteras olvidadas, que casi no figuran en los mapas, y dedicados, ellos y ellas, a hacer presente el Evangelio donde ni se sabía de su existencia. De todo ello saco con gozo, legítimamente, la conclusión de que Monleras ha sido, desde siempre o desde mucho, un pueblo abierto y andariego, fácil a la hora de confraternizar con otros pueblos y razas y lenguas. Y verifico ahora con alegría que sigue siéndolo.
5.Ahora, cuando regreso, ¿qué queréis?, -permitidme una nostalgia-, echo de menos el negrillo y la fuente de la plaza. Tanto los echo de menos, que me he atrevido a hacer sobre ellos estos breves versos:
Elogio del negrillo y la fuente de la plaza de Monleras!
Viejos testigos, silenciosos, fíeles
del Monleras profundo.¡Qué bien os entendisteis
tu, negrillo, cronista, y tu, fuente, archivoiejos retablos, de la plaza,
-altar y corazón del pueblo-,
guardando por millares en las ramas y el agua,
tañidos de campanas
y la matraca siempre igual de las cigüeñas
Viejos guardianes, símbolos un día de la plaza y del pueblo.
 Nos controlasteis siempre y nos contabais. Ninguno se escapaba:
Ha venido el tío Paco;
Se ha marchado la Luisa;
- Hace tiempo que no viene la Aurora.
Viejos amigos, cuchicheabais rumor de hoja y agua-,
 las fiestas y los duelos, los juegos, los amores, el baile, el tamboril y la pelota.
 Al doblar las campanas: ¿quién ha muerto? os contabais
Y al repicar, ¿quién ha nacido?
 Visteis pasar mil duelos, bodas y bautizos...
 El negrillo radiaba la noticia; La fuente interpretaba.
Viejos abuelos, nos dejasteis gatear por vosotros
 y enseñasteis a todos a aguantar, a callar, a ayudar, a abrazar, como quien reza
Un día, cansados ya de ser sombra y remanso,
 -que siempre fue lo vuestro-,
 entregasteis la fiesta y el bullicio a este anfiteatro
¡Gracias, viejo negrillo, desgarrado!
 ¡Gracias, fuente, no hace falta tu caño!
 Nunca supisteis estorbar a nadie.
Por eso, en silencio, sí supisteis
Dar paso, retiraros.
Y, aunque ellos se han retirado, compruebo que Monleras, a contracorriente de la precariedad económica de nuestras tierras y sobre ella, se mueve, se abre y vuela, ahora a lomos de internet, dando origen a un Monleras virtual, nuevo lugar de encuentro para los monlerienses de todas las naciones y para todos nuestros amigos de todo el mundo.
Saludo a este Monleras que se renueva y crece activo en modernos edificios ya ultimados o en proyecto, entre andamios y grúas como nuevos árboles entre las piedras de nuestras viejas cortinas. Pero saludo, sobre todo, a un Monleras que cuida lo antiguo y lo nuevo, que se apoya en lo antiguo para lanzarse a lo nuevo, que lo mismo restaura el Cristo y la Virgen de su iglesia y las cruces de su calvario y conserva la vieja biblioteca de sus escuelas, que inventa y reconstruye este espléndido anfiteatro romano, como eran romanos los arados de hace un siglo; que abre la espléndida nueva biblioteca, y me alegra comprobar que está comenzando a quedarse pequeña, o pone en marcha el motor de su Casa de la Cultura, puerta abierta a todos y a todo el mundo, y que atrae y acoge a toda clase de gentes en su moderno albergue, y a toda clase de voluntarios en sus campos de trabajo, (ahí están su molino y sus zonas deportivas) y que llena de teatro y de vida el programa de sus fiestas.
Y saludo al Monleras que, mirando más lejos, al futuro, se esfuerza en mancomunarse con los otros colectivos rurales de la Raya del Duero..., movilizando a todos. Y lo que más me alegra, - y lo significa vuestro merecido premio de participación comunitaria- es el saber que toda esta movida renovadora es fruto de trabajar hombro con hombro todos, los hombros cansados de los mayores, los hombros ilusionados de los jóvenes, sobre todo, y hasta los hombros, que empiezan a poder, de los pequeños. Por cierto, me he asomado a vuestra escuela. Por fuera es casi igualita que la mía. Por dentro es mucho más bonita, con más juguetes para aprender, que nosotros, y ¡hasta ordenadores! La única diferencia es que hace un siglo no cabíamos en las escuelas de tantos como éramos. Haceos muchos amigos de los pueblos vecinos por lo mucho y bien que aprendéis y lo buenos amigos que sois!
Éste es el video que os he traído: retazos menudos de la historia de Morderás hace casi un siglo. Y termino dejándoos un gran deseo y una cita: El deseo, como en las viejas fábulas de Samaniego, de la editorial Calleja de Burgos, que aprendíamos de memoria en la escuela de mis padres, lo expreso en una moraleja. La de esta fábula, que os he contado, suena así:
¡Feliz el pueblo que vive mirando por otros pueblos, Porque no envejecerá arrugado sobre sí mismo!
Y una cita: Se avecina un acontecimiento único en toda la historia de Monleras: Dentro de muy poco, en el próximo otoño, regresará a Monleras un monleriense, que este mismo otoño hubiera cumplido 92 años. Pero regresa como santo. Es, sin duda, el monleriense más importante de toda la historia de nuestro pueblo: HELIODORO RAMOS, nuevo Beato, nuestro Beato. Aunque he averiguado que hubo otro, el Venerable FRAY JUAN DE MONLERAS, franciscano, del convento del Calvario de Salamanca, contemporáneo riguroso de Sta. Teresa y San Juan de la Cruz (+ 1589). Tenemos que preparar a HELIODORO un bonito altar en nuestra iglesia, la casa de todos. Felicitamos ya a sus familiares y nos felicitamos todos. Y nos citamos aquí, de nuevo, cuando nos convoquen, para esta nueva gran fiesta
Ahora comenzamos estas fiestas, las de 2007, en cuya preparación habéis participado tantos, todos; ¡vividlas y disfrutadlas felizmente, monlerenses y amigos! Y aquí acaba mi pregón.
Ahora, al mozo y a la moza Toca seguir la función!
i Viva Monleras!
Ignacio Iglesias S.J. 12 agosto 2007
PROVINCIAL DE ESPAÑA
               de la
      Compañía de Jesús
Val Cannuta
Roma                                                                                                                                                                

Felicitación de Pascua a una Hija de Jesús 27 de marzo de 1983

Esta vez se me ha adelantado Vd ‘haciéndome  la Pascua”. Es que no pierde Vd punto de perfección. Y...a cuenta de no se ‘que ‘Prefacio: en honor de la M. Cándida, que dice Vd haber escrito yo (que conste ‘que yo los Prefacios los canto!), se despacha Vd  ignacianamente con su incensario para acá y para allá. Ya sabe Vd que el incienso me hace daño. Vamos a lo llano, llano, como manda el Evangelio,
Pues bien, no se si porque la M. Cándida me ha enseñado a saborear 1o casero y a sospechar cómo Dios anda metido hasta en la despensa o por que otra cosa, el Espíritu que sopla donde quiere ha llevado mi meditación pascual nada menos que hasta..,el hornazo salmatino. Con esto de hallar a Dios en todas las cosas...! Y aquí me tiene Vd estrujándome las meninges, escarbando en el hornazo y “saboreando”, que eso es lo que hay que hacer con el hornazo y con toda meditación que se precie de tal,
Composición de lugar: Imagine Vd “un lugar humilde y gracioso”, que es cosa muy ignaciana, a la vera del Tornes, a media tarde de primavera, bajo los chopos y con la dulzaina y el tamboril de fondo. ¿Está? Bueno pues extienda  el mantel sobre la hierba y allí, en medio, como un sol reluciente, fragante, humilde, “disponible”,., el hornazo de Pascua. Y ahora considere, pondere y...saque.
Punto 1º: Hornazo viene de horno Por supuesto, no del horno de Nabucodonosor. Tampoco del “horno de devoción” en el que Vd se  recalienta todos los días. Mucho menos de un alto horno!, El bueno, bueno viene de un horno casero de ladrillo calentado con madera de encina. Mire Vd por dónde la orgullosa encina vale para algo importante. Orgullosa sí, y testaruda, porque ella se lo guisa todo. Ella engorda primero los garrapos y luego va y calienta el hornazo, que es algo así como el dije engarza la joya, las más sustanciosas reliquias de esos pobres animalitos. ¡No somos nadie! Pero convénzase de que con fuego (el amor dicen que es fuego) se consiguen cosas maravillosas. Hasta encontrarle a cada uno su dije!
Punto 2º Amasar empieza por”ama”. Este humilde hornazo es un estupendo símbolo da1a unión de los ánimos. No me dirá Vd que no tiene mérito el que el pluralismo del hornazo encuentre una tan perfecta unidad sin que nadie pierda su propia identidad: el chorizo sigue siendo chorizo, la manteca manteca, el lomo lomo y. . .todos ¡ el hornazo! ¿Quiere Vd otro símbolo mejor de una comunidad bien apañada?
Punto 3º:Conbocar y convocar. EL que suscribe acaba de publicar un texto, que le adjunto como regalo de Pascua, titulado ‘la comunidad como llamada”. Esté pedante recuerdo viene a cuento del poder de convocatoria que tiene el humilde hornazo. A él corren todos, grandes y chicos, hombres y mujeres, con dientes y sin dientes, conservadores y progresistas, los de AP. los del PSE, los del PC (y correría Berlinguer y los suyos si lo conocieran), y...hasta las moscas, las hormigas el perro, y el gato, si te descuidas. Ante el hornazo se rinden los extremismos más fanáticos y se funden las dos Españas
 Y que lo comunitario  bueno/ convoca con b y con v.
Coloquio: Dar rienda suelta a los afectos. Después de degustado serenamente el hornazo, mejor si se moja con clarete de Aldeadávila de la Rivera, y, si  es necesario, después de  una ración de bicarbonato, contémplese el ingenio humano, que a veces hace tantas tonterías, por esta vez dando en el clavo y cómo Dios le hizo discurrir en este invento. Y alabar al Señor por el hornazo no menos que por la cítara y el salterio.
Y ponderar lo bien que podríamos estar si nos dejásemos amasar...
Y concluir con la oración solita y con un definitivo propósito: dejarse comer!, de manera que pueda decirse de Vd salmantinando: Era’ más’ buena que el...hornazo!’ Amén.
Y ¡Feliz Pascua¡ al que haya llegado hasta aquí.

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